Érase Una Vez El Mar
Sé que has pasado la noche
entera ahí, acechando mi labio.
Eres como un viento insonoro
que roza con tu vuelo mi mano,
ojos de luna que se te están
volviendo, hechizas al amor
y al viento, hechizas mi sangre
y te enredas en mis dedos.
Pájaro que has hecho una
ventana en mi corazón,
y sales por mi pecho
a tomar aire fresco de la mañana:
ábreme la ventana,
juega por mi sangre
y mi garganta.
Ábreme la ventana
y deja entrar en mi corazón
el aire puro,
que me amanezca.
Ana María Reviriego
poeta, escritora, traductora
España
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